viernes, 18 de noviembre de 2016

Las tendencias que nos balconean.





Hoy en día las redes sociales son parte vital de nuestros días. Todos o casi todos, tenemos Facebook, Twitter, etc, lo que pone nuestras mentes al servicio de las comunicaciones masivas y nos hace identificarnos con situaciones que se convierten en "virales".

Pues la más reciente fue la de la famosa niña Andrea de 8 años que se toma la molestia de corregir al Secretario de la SEP Aurelio Nuño ya que este dijo "Ler" y no "Leer", bueno, la escena ya todos la conocemos.

Al momento de leer la noticia y ver el video, como todo mundo, mofándome como todos lo hacemos con los políticos a diario. Pasó. Al día siguiente veo un artículo donde la misma niña dice “Corregiría también al presidente Peña Nieto”.

Ahí fue donde no se me hizo ya tan gracioso. ¿Por qué?. Porque toda la espontaneidad del momento original se esfumó, ahora se empezó a convertir en un circo en el que esa niña ya estaba siendo utilizada por la prensa para sus guerritas políticas.

Siendo que yo me impresiono poco con las manipulaciones mediáticas, y si me impresiono lo hago los primeros cinco minutos y después me “cae el veinte”, me dí cuenta que esta era una manipulación mediática y que desde luego yo, “por mis pistolas” me iba a negar a caer. Empecé a analizar toda la situación y llegué a diferentes conclusiones:

  • La manera en que los niños de hoy irrespetan a los adultos, poniéndose a su nivel. Yo no veo tierno, ni correcto que una niña de 8 años vaya por la vida corrigiendo adultos. ¿La razón?, porque el diablo sabe más por viejo que por diablo, y un niño de 8 años no tiene la capacidad mental ni intelectual para ponerse de igual con un adulto. ¿Se acuerdan que cuando éramos niños, los que tuvimos la maravillosa fortuna de crecer cuando la gente tenía valores de ética y urbanidad más profundos, y cómo si te atrevías a corregir, callar o alzarle la voz a un adulto aunque fuera de broma, te iba “como en feria”?.. Desde luego ese es un valor que la gente de mi edad no valora más y obviamente no se les enseña a los niños. El caso de la niña Andrea, fue un reflejo de la mala educación moderna, en cuanto a modales se refiere.

  • México está tan intoxicado de sus diarias quejas políticas, que pone en altares a niñas como estas, cuyo logro fue poner en ridículo a un funcionario de gobierno. ¿Es en serio?, ¿A eso aspiramos?, A vengadores anónimos, niñas que humillan políticos, eso nos encanta. ¿Y qué hay de los niños que ganan premios?, ¿Qué hay de los logros de gente brillante, los que innovan, crean, producen?.. Ah, a esos no los miramos ni de reojo porque, no valen nada para el circo mendiático. Somos títeres en manos de los medios, ¿Ya se dieron cuenta?

  • Una niña corrige al secretario de educación en un error de dicción, como todos lo tenemos, pero si no hubiera pasado eso, ¿Quién se ponía a criticar el pésimo sistema educativo?, NADIE. Necesitan un circo mediático.

  • En tiempos de redes sociales, ¿Qué padre que se considere responsable permite que su hijo sea usado para echar lodo político?, ¿Sí saben que las redes sociales son peligrosas para los niños?. Parece que no.

Al expresar esas ideas en mis redes sociales, tal vez de manera mordaz, otra de manera sarcástica (ya que sólo así puedo cimbrar la atención de los que me leen), no hubo quien asumió que al expresar mi opinión, estaba poniéndome de lado del Secretario y casi solapando o justificando su error (lo cual no ha sido así),  y en contra de la supuesta pequeña heroína que para mí no es más que una niña sin modales. Sí, porque en los tiempos de lo “políticamente correcto”, se aplica el contundente “si no estás conmigo, estás en mi contra”, el principio de todas las guerras.

¿Acaso estoy obligada a tragarme el circo mediático como la mayoría se lo ha tragado?, ¿Acaso no puedo plantear un punto de vista distinto sin tener hordas de gente que se sienta herida sólo porque pienso distinto?.

Uno de mis placeres culposos, y lo acepto, es ser aguafiestas, sobre todo cuando se trata de este tipo de pantomimas en los que manipulan a las masas, y en esta ocasión me costó una amistad, que acepto, me dolió y sorprendió perder, y que sin embargo, me demostró que al juzgarme tan a la ligera y bloquearme de manera tan contundente, sin siquiera darme el beneficio de la duda, su aprecio por mí era irreal, y como es mi estilo, jamás corro detrás de la oveja que se va. La gente que me da la espalda, me la quita la vida para mi bien.

Pero por otro lado,  también me demostró, lo inmenso del poder que tienen los medios en manipular las emociones de las personas, romper amistades y lastimar gente que te aprecia. Por eso no me arrepiento de haber externado mi opinión y lo sucedido refuerza mi decisión de negarme férreamente a ser un títere de los medios de comunicación.

Si pierdo “amistades” sólo por mostrar una cara diferente del prisma, sólo puedo decir que no es personal, y les sugiero que abracen su punto de vista con valentía, para que el mío no les cause incomodidad.

Andrea, me costaste un amigo, pero me hiciste darme cuenta que cualquier persona de cualquier edad sin usar gran talento, y que alimente a la bestia mediática, tiene el poder de balconear a un pueblo, porque lo que hiciste, se convirtió en tendencia ya que somos un pueblo de criterio perezoso y aficionado a la burla.

No balconeaste al secretario de la SEP, ¡Balconeaste a México!









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